jueves, 28 de enero de 2010

Como besar a una raya en las Islas Caimán



Algunas de las villas saliendo del puerto de George Town

Las islas Caimán son muy conocidas porque centenares de bancos, aseguradoras y administradores de fondos de inversiones tienen en la isla su domicilio fiscal y sede, atraídos por la estructura legal que permite la existencia de un paraíso fiscal que no penaliza las transacciones económicas con tasas e impuestos como en la mayoría de los países.
Lo que pocos saben es que allí se da un fenómeno difícil de encontrar en el mundo y que incluso National Geographic ha llegado a hacer algún reportaje sobre él.
En el extremo norte de la costa oeste de se encuentra uno de los fenómenos más curiosos que he visto en mis viajes: la ciudad de las rayas o Stingray city.

Después de llegar a George Town, la capital de Grand Caimán, decidimos contratar una excursión por nuestra cuenta hacia la ciudad de las rayas. El puerto, lleno de imponentes yates y villas de lujo con embarcadero propio, parece salido de una película. Después de 1 hora en barco llegamos a una zona de poca profundidad, una especie de banco de arena gigante donde cientos de rayas campan a sus anchas( supongo que estarán también exentas de pagar impuestos).

Grand Caiman desde el satélite


Saliendo de Grand Caiman hacia" La ciudad de las Rayas"

Ya en alta mar



Si la impresión fue grande al comprobar cuantas embarcaciones había allí fondeadas, sin respiración nos quedamos cuando bajamos del barco con tubo y gafas de buceo  y nos encontramos cientos de rayas gigantes nadando a nuestro alrededor y rozándonos las piernas cual gatitos buscando caricias. Menos mal que se hace pie y te permite esquivar estos "primos" de los tiburones hasta perder el miedo. Nos aconsejan tocarlas con suavidad y nunca cerca de su gran aguijón.


Entre gritos, codazos y encontronazos nos hacemos un hueco en el banco de arena gigante y logramos tocar alguna raya. Nuestro experimentado “capitán” coge una raya y nos la ofrece para besarla. Según él, trae 7 años de suerte así que ahí estamos dándole un beso a ese pedazo de bicho de aguijón escalofriante.
Desafortunadamente bajé de la embarcación sin cámara y los que llevaban eran de la tripulación. Por la foto dando el beso a la raya nos pidieron más de 10 euros y la promesa de enviárnosla por email. Ante tamaño clavo optamos por dejar la foto allí (ahora no sé si hicimos bien).
Como ni grabé ni saqué fotos del momento os dejo unos videos de youtube que  valen más que mil palabras:




¡Yo no iba tan preparado como estos!


En realidad creo recordar que había más turistas que rayas pero, aún así, la experiencia valió la pena. No todos los días puede uno nadar entre cientos de rayas.

Ya sabéis: si queréis tener suerte en la vida y las Islas Caimán no os pillan muy a desmano, en la ciudad de las rayas tenéis la solución.